Hace bastantes años atrás, los cubanos que querían viajar a México debían solicitar la visa en el Consulado Mexicano. Por esa vía, y gracias a la Ley de Ajuste Cubano, emigraron a través México hacia los Estados Unidos miles de cubanos. Pero llegó un momento que era ya tan escandaloso el negocio de las visas mexicanas que se cambió el procedimiento y a mediados de la década de los años 90 el consulado perdió la facultad de decidir quien viajaba y quien no.
Esta decisión se empezó a tomar entonces en la capital mexicana por el Instituto Nacional de Migración, quien otorgaba o no los «permisos de internación» a México, para lo cual debía existir un ciudadano mexicano que invitara, que acreditara solvencia económica presentando los últimos tres estados de cuenta bancarios con más de 100,000 pesos mexicanos (10,000 USD); y que además depositara una fianza de alrededor de 3,000 USD para que se efectuara la internación al país como turista, la cual se perdía si el viajero no regresaba a Cuba y se reportaba con el Consulado Mexicano.
A partir de este cambio, las visas que antes costaban unos pocos miles de dólares, y eran más expeditas, se complicaron en cuánto a trámites y su costo se elevó a entre 10 mil y 15 mil dólares.
A mediados de la pasada década de los años 2000 la sede principal del Instituto Nacional de Migración delegó este trabajo en las delegaciones estatales, lo que aligeró el trámite pero mantuvo su costo extraoficial.
Pero, a partir del pasado 9 de noviembre de 2012, cambió otra vez radicalmente el método de internación como turista a México, y ahora otra vez el consulado es el encargado de autorizar o no las visas.
Para poder acceder a una visa a México, por 180 días, el cubano interesado en viajar deberá acreditar solvencia económica mediante constancia de empleo estable con un sueldo mensual de mínimo 600 euros o mediante cuentas bancarias que reflejen un saldo de mínimo de 600 euros por un periodo de seis meses.
Este requisito es imposible de acreditarse, ya que los sueldos en Cuba son de miseria, y raramente rebasan el equivalente los 20 euros mensuales. La forma más probable de acreditar solvencia sería presentando estados de cuenta bancarios por el equivalente en CUC a 600 euros, pero la mayoría de los cubanos que poseen esa cantidad de dinero prefiere no exponerlo ante el escrutinio del Gobierno por no poder justificar su procedencia, o por desconfianza de perderlo. Si lo recibieran legalmente mediante remesa familiar tendrían que esperar como mínimo seis meses para cumplir con el requisito consular.
De cualquier forma se ha abierto una nueva puerta, más fácil de flanquear y de costear, para acceder a la libertad a través de México, más expedita, simple, y mucho más económica, ya sea por la vía legal o por la que usaba hace décadas.
Lamentablemente, esta flexibilización cuando se conozca y derive en una avalancha de cubanos vía tierra Azteca, pronto será un argumento más para que se reconsidere la conveniencia de mantener o no la Ley de Ajuste Cubano. Ojalá que dure, para que la mayor cantidad de personas posible pueda cumplir su sueño de emigrar del infierno hacia tierras de libertad, sean mexicanas o norteamericanas.
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