Fidel Castro -Nikita Kruschev

Les habla uno que durante los años 59 y 60 se pasó

todo el tiempo acusando a Fidel Castro de comunista.

El día en que el tirano rugió a los cuatro vientos que él era marxista leninista y lo sería hasta el último día de su vida” me sentí reivindicado. Pero ¡qué equivocado yo estaba!

Comencemos por preguntar y responder ¿Qué cosa es un comunista? Un comunista es un tipejo estupido y fanático, sumiso, que pone al Partido y a su dogma por encima de él, ciegamente obediente, que sigue fervientemente -y sin contradecir una sola- todas las pautas trazadas por la fatídica doctrina.

Fidel Castro se hizo la siguiente pregunta: ¿Quiénes pueden ayudarme a implantar una férrea tiranía en mi país? ¿Quiénes estarían de acuerdo en sojuzgar a una nación? ¿Quiénes tenían la experiencia al respecto? La respuesta era obvia: la Unión Soviética y el comunismo internacional. No había otra opción e hipócritamente se subió a ese carro. Pero el objetivo era “poner ese carro a su disposición”.

 

A través de toda nuestra historia los pequeños dictadorzuelos que tuvimos los cubanos buscaron fervientemente el respaldo de la primera potencia del mundo, pero esa misma historia nos dice que los Estados Unidos sólo apoya a los dictadores por un rato y después los abandona a su suerte no sin antes pedirles -u ordenarles- que respeten los derechos humanos, que limpien las cárceles de presos políticos y que celebren elecciones libres lo antes posible. Y ninguna de esas cosas a Fidel Castro le llamó la atención. Muy cerca estaba el ejemplo de que a Batista lo dejaron en la estacada.

 

La actuación (y en realidad fue una actuación que bien mereció un Oscar) de Fidel Castro fue como la de una ramera en busca de un chulo. Se dejó querer por los comunistas, los utilizó como maestros, y fue tanto el dinero que les quitó que los llevó prácticamente a la bancarrota.

Como los comunistas del patio eran los que tenían los contactos con la URSS y eran los únicos que verdaderamente sabían de comunismo (Fidel no sabía un carajo de eso) se envalentonaron y se creyeron la frase muy repetida por ellos mismos al principio de “¡Al fin llegamos al poder!” pero rápidamente tuvieron que cambiarla por la de “¡Para esto no fue que nosotros luchamos durante todas nuestras vidas!”

 

El primer zarpazo brutal (y en ese instante comprendí que Fidel no era comunista, y junto conmigo se enteraron los soviéticos) fue contra los viejos bonzos del partido mediante el juicio público contra la Micro fracción. Y los hace mierda.

 

Y de ahí en los adelante para poder mantener algunas prebendas y privilegios los comunistas locales (como Carlos Rafael Rodríguez, Blas Roca y otros) tuvieron que poner al fidelismo por encima del comunismo. Unos contentos y otros a regañadientes.

Fidel Castro no solamente no le hacía caso a los rusos sino que se burlaba de ellos. Desde Nikita hasta Putin él se limpió el trasero con todos y cada uno de los gobernantes comunistas. Mientras utilizaba a todos los comunistas en el mundo entero como sus peones y criados.

 

Ustedes pueden discrepar de mí, pero yo les aseguro que Fidel Castro fue solamente dos cosas: fidelista y oportunista. Y hoy en día ya debe estar tratando de adueñarse del infierno porque eso de que era «un discípulo de Satanás» tampoco es cierto. Él es Satanás.