Luego de las críticas de Cristina Kirchner a las agrupaciones piqueteras, el presidente salió al cruce a respaldar a las denominadas “organizaciones sociales”. Pero un furcio fue la nota color del día.
Aunque, originalmente, Garganta profunda fue el nombre en clave del agente encubierto que expuso el escándalo del Watergate en Estados Unidos —que acabó con el gobierno de Richard Nixon— en el imaginario popular de la actualidad, el nombre hace referencia a otra cosa. Hablamos de la película pornográfica más famosa de la historia. Ese largometraje fue el que trajo a colación el presidente argentino, Alberto Fernández, cuando quiso nombrar a la organización “Garganta poderosa”.
Quien aún se debe estar riendo es la vicepresidente, Cristina Kirchner, ya que el furcio tuvo lugar en lo que, al parecer, era un intento de respuesta a sus dichos de ayer por la tarde. Terminando con una breve tregua entre ambos, y empecinada en boicotear al gobierno que inventó y forma parte, CFK arremetió contra las organizaciones sociales que manejan recursos económicos del aparato clientelar.
“Si Evita viviera…”, dijo Cristina ayer, dando a entender que la intervención de las agrupaciones que ofician de intermediarias en los planes sociales son antagónicas con el peronismo original. Pero el dardo no fue solamente para los grupos piqueteros, sino también para su compañero de fórmula, al que señala casi de cómplice.
Esta mañana, el presidente levantó el guante y reivindicó a las supuestas organizaciones sociales y eligió a la gente de Garganta poderosa, que tiene una publicación donde difunde sus actividades. Sin nombrarla, pero en explícita referencia a su vicepresidente, Fernández pidió no generalizar los manejos corruptos de algunas organizaciones. Para mencionar uno de los ejemplos supuestamente virtuosos, el presidente dijo: «Ahí veo al compañero de Garganta profunda. Como él, miles». Cuando los asistentes lo corrigieron, Fernández dijo: «¡Poderosa!, no, profunda no…poderosa…poderosa…poderosa…poderosa…poderosa», como si cada vez que repitiera «poderosa» dejara un poquito más atrás el pifie que hoy comenta un país entero.
La película xxx más exitosa de la historia, que hoy recuerdan los argentinos
Garganta profunda es un film pornográfico de 1972, que tuvo más presupuesto para su banda de sonido que para la filmación. Entre actores y staff, lo estipulado fue de 10.500 dólares, mientras que para el soundtrack se destinó casi el triple de dinero. El costo total de la película estuvo alrededor de los 47000 dólares y recaudó alrededor de 600 millones. Un batacazo y récord de toda la filmografía en general.
El argumento giraba alrededor de una mujer anorgásmica, que no lograba satisfacer su apetito sexual luego de sus encuentros. Una amiga, preocupada por su inconveniente, decide organizarle un encuentro con un grupo de hombres que tampoco pueden llevarla al climax. Allí aparece el personaje del Doctor Young, que luego de examinarla, percibe que la paciente tiene el clítoris en la garganta. El «final feliz» de la película no hace falta ni comentarlo.
Para ver el nivel de improvisación total de la producción, basta señalar que el actor que interpreta al médico, Harry Reems, era el iluminador del film. Ante la renuncia inesperada de la persona que le daría vida al Doctor Young, Reems dejó los reflectores y se vistió del médico hot.
El éxito total de la película hizo que las salas de los cines comerciales comiencen a proyectarla, pero el gobierno de Nixon quiso prohibirla. Hasta los actores fueron procesados por iniciativa del Poder Ejecutivo, que estaba entre la espada y la pared por las escuchas ilegales del otro Garganta profunda.
«Todes se sientan interpelades»
En la misma presentación de hoy, donde confundió la organización social con la película para adultos, el presidente Fernández decidió hacer su debut hablando en «lenguaje inclusivo«. Haciendo referencia a lo ocurrido durante la última dictadura, el mandatario dijo que «todes» deben sentirse «interpelades» con la historia. El diputado liberal Ricardo López Murphy lo cuestionó desde sus redes sociales y le preguntó si no puede pasar un día entero sin darle vergüenza a los argentinos.
Origen:Panam Post
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