Por: Rubén Lasagno

– Al inicio de este gobierno en el año 2020, dije que en dos años, seguramente Alberto se “enfermaría” y le daría paso a la Vicepresidente, un autogolpe clásico del kirchnerismo más puro, ensayado y aplicado en Santa Cruz donde ningún gobernador de los propios, que previamente ponía a dedo Néstor Kirchner para ser votado, pudo resistir las embestidas, excepto Daniel Peralta, pero básicamente, porque de alguna manera, CFK lo necesitaba para sostener el poder en la provincia.

No fueron dos años, se extendió un poco más, pero sin duda la operación desgaste el presidente títere comenzó antes, inclusive, de llegar a mitad de mandato. El golpe estuvo en marcha y el vaciamiento de poder que le hizo el kirchnerismo al invento de Cristina (léase: Alberto Fernández) llegó a esta instancia donde, el país al garete que nos dejaron hace mucho tiempo, hoy está escorado, sin capitán, lejos de la costa, en medio de un oleaje intenso y sin posibilidad de que alguien acuda en su ayuda.

Cristina Kirchner junto a Alberto Fernández en el acto por los 100 años de YPF - Foto: NA

El populismo extremo, como el impuesto por la dupla gobernante, ha llevado a la Argentina a la miseria extrema; miseria económica, política, social y fundamentalmente, moral.

La sobreimpresión de papeles sin valor no solo ha recalentando la máquina que se robó Boudou, sino que ha elevado a valores históricos la inflación, nos pone al borde de la hiper, mató la industria, el comercio, aniquiló la capacidad adquisitiva de la clase media y fumigó a los que producen bienes en el país, invirtiendo la ecuación y ya son menos de 7 millones que sostienen al resto, entre ellos, más de 2,5 millones de planes sociales.

Lograron un nuevo record: hicieron de la Argentina próspera, un país inviable.

Y esta debacle tiene nombre y apellido: Cristina Fernández, Alberto Fernández, Sergio Massa, Carlos Zannini y Máximo Kirchner, solo por nombrar a los culpables intelectuales y prácticos de este desastre nacional.

Ahora en la desesperación por salvar “su buen nombre y honor”, como dijera mi abuelo “piden la escupidera” y pretenden tejer una alianza con la oposición para generar las condiciones óptimas que los ayude a salir del pantano. Pero como la metáfora del sapo y el escorpión, que ya probó la oposición con Cristina Fernández, si vuelven a montarlos en su lomo, volverán a picarlos en la mitad del río.

Este gobierno está plagado de seres inmorales, insensibles y faltos de empatía social. Cristina le lima los cimientos a Alberto Fernández, pero no le entrega las cajas de donde alimenta su bolsillo y la de otros muchos y la campaña que encaró para el 2023.

Ahora si que la Argentina está en peligro, no allí cuando los artistas con caras de oportunidad y un buen cachet, ponían voz de dolientes para contarnos como Macri nos dejaba sin asado, los pobres eran socorridos por Tinelli y Karr  y algunos periodistas de la corpo se espantaban porque el dólar saltaba de 26 a 32 pesos.

La aparición de Silvina Batakis en escenario político del gobierno, es por descarte compulsivo al que fue obligado el gobierno, debido a que ningún economista en su sano juicio, ni por más patriota que sea, quiere inmolarse ante tanta mala praxis política y económica, como la desplegada por Guzmán, Alberto y Cristina en estos tres años de desgobierno.

La nueva ministra es cristinista de pura cepa y sus antecedentes no son los mejores, después de haber sido Secretaria de Hacienda de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires, donde la corrupción fue la regla y no la excepción.

Sin duda lo que nos ocurre a los argentinos, es producto de una crisis autoinfligida por los componentes absurdos de una coalición (una vez más) más absurda aún, donde el poder bicéfalo no existe, es una sola la cabeza que lo imparte y anormalmente no está en el presidente, sino en quien debería secundarlo.

Esta crisis de poder es típica de las acciones propias del krichnerismo en estado puro. Cristina Fernández tiene un solo propósito: destruir lo que resta del aparato de justicia, aplanar y disolver la CSJ, parasitar el Consejo de la Magistratura, llenar de jueces propios los juzgados federales a través de “Justicia ilegítima” y sellar todas sus causas, las de sus hijos y de sus amigos delincuentes como Boudou, De Vido, Milagro Sala, Lázaro Báez y muchos otros.

En ese tránsito, no le importa si debe destruir lo poco que resta de la Argentina. Sin duda, los habitantes de este país sufrimos la peor enfermedad: el olvido, la resignación y el autoengaño. Ella, ya prepara las autodefensas para “volver” en el 2023 y los argentinos, estamos al borde de tropezar por cuarta vez con la misma piedra.

¿No nos merecemos realmente lo que nos pasa?.

Origen:  OPI Santa Cruz