Veamos
algunos capítulos que guardan relación con esta temática:
El día 16 de febrero de 2018 el dictador Nicolas Maduro ofrecía desafiantes declaraciones a los medios de prensa con alcance internacional, asegurando, en términos y tono jactancioso, que iría a la Cumbre de Lima «llueva o truene».
La verdad es que llovieron y tronaron muchos cuestionamientos que dejaron ver que el sucesor de Chávez no era bienvenido en Perú y, en consecuencia, vio frustrada su terquedad de aparecerse en un convite para el que no tenía tarjeta de invitación. Fue así como la Cumbre de Las Américas se consumó plenamente con la ausencia de ese funesto mandón.
El guion se repitió en la antesala de los preparativos de la Cumbre de Las Américas prevista entre los días 6 y 10 de junio de 2022, esta vez teniendo como escenario la ciudad de Los Ángeles de los Estados Unidos de Norte América.
El coordinador de dicha cumbre, Kevin O’Reilly, lo advertía de forma tajante a través de los medios comunicacionales: «Para EE.UU. Nicolás Maduro es un presidente ilegitimo, por lo que no le será expedida tarjeta de invitación para participar en dicha cumbre».
Lo mismo refirió cuando citó a Daniel Ortega, un opresor que incrementa de forma aberrante la tiranía en Nicaragua: «No pisará, por el momento, Estados Unidos», declaró, enfático, el vocero del gobierno del presidente Joe Biden. La premisa que se defendió y finalmente sirvió para ratificar la renuencia a tramitar esas credenciales para asistir a la IX Cumbre de Las Américas, fue que, tales dictadores son violadores contumaces de los derechos humanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El portavoz de Washington argumentaba que la administración de EE.UU. «no tiene interés en darle voz a quienes no ofrecen la misma oportunidad a los opositores de sus países». Si desmenuzamos lo dicho por Alberto Núñez Feijóo y lo cotejamos con esa aseveración puesta de manifiesto por Mr. Kevin O’Reilly, encontraremos una plena coincidencia.
Recientemente se cruzaron declaraciones de ese mismo tenor en la antesala de la instalación de la Cumbre Iberoamericana celebrada en la República Dominicana el pasado 25 de marzo, a la que pretendía presentarse el déspota tutelado por los hermanos Castro. Finalmente el dictador Maduro se excusó mediante un «falso positivo» de padecer de COVID-19. La verdad fue que es «el virus del miedo» a ser detenido fuera del territorio venezolano lo que paraliza y turba a Maduro.
Algún acucioso lector estará pensando, mientras repasa esta crónica, en aquella no menos memorable Cumbre de Teherán protagonizada por Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Yosef Stalin, una reunión que tuvo lugar entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943, encuentro que precedió a las cumbres de Yalta y Potsdam en 1945.
La Cumbre de Teherán tenía como finalidad confirmar y perfeccionar acuerdos de los llamados aliados dispuestos a defender una tesis compartida en la Segunda Guerra Mundial.
¿Por qué estaba ahí el dictador Stalin? La respuesta la dieron, muchísimas veces, tanto Roosevelt como Churchill justificando esa trilogía como la base esencial para derrotar al monstruo de Adolf Hitler.
Stalin aceptó, pero a un precio consistente en recibir a cambio respaldo a su autoridad y a los partisanos en Yugoslavia. Otra recompensa la representaba su requerimiento de tolerar la alteración de la frontera entre Polonia y la URSS.
Todas esas concesiones fueron transigidas por Churchill y Roosevelt que tenían sus mentes ocupadas en aspectos mucho más trascendentales como la ejecución de la operación Overlord y la guerra política.
Antes del periodo abarcado por los sucesos de la Segunda Guerra Mundial se llevaron a efecto otros acuerdos, como los de Múnich, suscritos la noche del 30 de septiembre de 1938 por los lideres de los gobiernos de Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, con la finalidad de enderezar la Crisis de Los Sudetes (alemanes étnicos que vivían en Bohemia, Moravia y Silesia oriental, donde componían la mayor parte de la población).
19 años antes (el 28 de junio de 1919) representantes de más de 50 países firman el Tratado de Versalles para buscar el finiquito de la Primera Guerra Mundial y evitar, de cara al futuro, otros lances militares emprendidos desde Alemania. Esos acuerdos fueron desconocidos por Hitler el 16 de marzo de 1935 mediante la configuración de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas Alemanas).
Por lo antes rememorado es posible comprender que en el transcurso del tiempo se han realizado las más variadas cumbres en las que se hacen sentir los exponentes del autoritarismo con su facha inconfundible de la engañifa, que les sirve para confundir y ocupar escenarios valiéndose de su inagotable arsenal de charlatanerías, pregonando sobre la libertad, cuando en sus países prevalecen esquemas y códigos que penalizan los derechos humanos.
Esos arrestos los ponían de manifiesto Benito Mussolini, Sadam Husein, Fidel Castro, Vladimir Putin, Hugo Chávez Frías y muchos otros prototipos del comunismo, populismo, fascismo o fanatismos dictatoriales.
Fue en una Cumbre de la ONU, en Nueva York, en la que Vladimir Putin y Hugo Chávez sostuvieron una primera reunión pública en el año 2000; desde ahí, se desparramaron los acuerdos de cooperación en materia militar. La cosecha fue prolija, ya que para el 2010 se contaban más de 40 acuerdos de cooperación sellados, según detalla el sitio web de la embajada rusa en Caracas.
Con la muerte de Chávez, Nicolás Maduro prosiguió con esa afinidad para «seguir profundizando la cooperación estratégica». A principios de 2021 se firmaron nuevos acuerdos entre Moscú y Caracas. En total fueron 12 relacionados a economía, energía, salud y por supuesto al campo militar. Esto ocurrió durante una visita a la capital venezolana del viceprimer ministro ruso, Yuri Borísov.
«Creo que esta reunión ha sido una de las mejores, la mejor reunión de la comisión de alto nivel Rusia-Venezuela», dijo Maduro para quien también su entente con los mandatarios de China, Irán, Turquía «esta mejor que nunca».
- Antonio Ledezma es el alcalde legítimo de Caracas y está exiliado en España.