El día de la asunción presidencial de Héctor Cámpora luego de 18 años de proscripción del peronismo terminó con una movilización que pasó a la historia como el “Devotazo”. La historia de una promesa que liberó de prisión a militantes, guerrilleros del ERP y montoneros, que culminó con 371 indultos y dos muertes. Cómo fue el primer día de un período inquietante y turbador

PorAlberto Amato

Antes de que Cámpora firmara el indulto y se sancionara la amnistía, los presos salieron de Devoto gracias a un «acta de liberación»

Fue Juan Perón, desde Madrid y por teléfono, quien en la dramática noche del 25 de mayo de 1973, la noche que siguió al día de la asunción al gobierno de Héctor J. Cámpora, ordenó que fuesen liberados todos los presos políticos, muchos de ellos guerrilleros peronistas de Montoneros y trotskistas del ERP, la mayoría encerrados en la cárcel de Devoto, rodeada por una multitud que gritaba: “El Tío (por Cámpora) Presidente / libertad a los combatientes”.

Así se desprende del libro de memorias Conocer a Perón, de Juan Manuel Abal Medina, testigo privilegiado de esas horas, y de otras. Era un joven nacionalista católico, tenía veintiocho años, a quien Perón había ungido como Secretario General del movimiento peronista sin que estuviese afiliado siquiera al PJ.

Evoca Abal Medina en su libro que, ante la violencia que había seguido a la asunción de Cámpora, Perón lo llamó por teléfono desde Madrid a las ocho de la noche de ese viernes, por lo menos la una de la mañana del sábado en Madrid. Fiel a la tradición argentina, la fiesta popular que había implicado la asunción de Cámpora, el fin de la dictadura militar que reinaba desde 1966, la recuperación democrática y el retorno del peronismo al poder, amenazaba con terminar en tragedia, como de hecho terminó. El desfile militar previsto en Plaza de Mayo debió ser cancelado, los efectivos de las fuerzas armadas, escupidos y vapuleados por la multitud, debieron retirarse, la Casa de Gobierno, rebautizada como “Casa Montonera”, parecía tomada por la militancia peronista y las cárceles más importantes, Devoto y Rawson en el Sur, habían sido tomadas en el interior por los presos del ERP, y rodeadas en el exterior por una multitud que amenazaba tomarlas por asalto.

Perón estaba preocupado por el desfile militar interrumpido en la Plaza de Mayo y por los escupitajos y las agresiones a las tropas: “Doctor, ¿qué está pasando?” preguntó el General, según recuerda Abal Medina, que le respondió que no estaba a cargo de los actos en la Plaza ni tenía información. Perón le pidió que ubicara a Cámpora, lo pusiera al teléfono y que fuese testigo de la charla entre ambos. Pero luego cambió de opinión. Revela Abal Medina: “Estábamos por despedirnos cuando me dijo, muy nervioso, (se escuchaban varias voces de fondo; una era la de la señora Isabel): ‘No, doctor, espere, espere… Mejor deje eso y ocúpese de la cárcel de Devoto, que me dicen que ya está tomada por el ERP’. Le contesté: ‘A sus órdenes mi general. Me ocupo’, y él me dijo: ‘A los presos los liberamos nosotros, que eso quede claro’. Le pregunté si debía hacerlo sin esperar la amnistía, o al menos el indulto. Me contestó: ‘Libérelos de una vez’. Dije: ‘¿A todos, mi general?’. ‘A todos, a todos… No podemos hacer otra cosa’, me contestó”.

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Origen:Infobae