En noviembre de 2009, el presidente de Fuerza Republicana negoció en la Quinta de Olivos con Kirchner y Alperovich, quien fue el proveedor de los recursos. El antecedente de la ayudita en la Junta Electoral en 2007.

En medio de la frenética búsqueda de apoyos de Néstor Kirchner para imponer su Ley de Medios contra Clarín, una sustanciosa negociación del gobernador José Alperovich con Ricardo Bussi sirvió para ofrendarle a los K el voto clave en el Senado.

Así fue que, en noviembre de 2009, el senador de Fuerza Republicana Carlos Salazar -quien poco había firmado junto al peronismo disidente un documento en contra del proyecto de Ley de Medios del kirchnerismo- cambió de parecer, luego de una negociación en la Quinta Presidencial de Olivos. El arquitecto del acuerdo fue el gobernador Alperovich, quien a través de una generosa provisión de recursos, logró unir a Ricardito con el matrimonio Kirchner.

Así lo señalaron entonces los periodistas Eduardo Van der Kooy y Julio Blanck, por el canal Todo Noticias. Explicaron que el sorpresivo cambio de postura de Salazar se habría producido luego de negociaciones directas de Ricardo con los Kirchner.

La relación de las familias Alperovich y Bussi tiene larga data, desde los años 70, cuando la concesionaria Ford de Tucumán era firme aportante de los fondos y demás iniciativas «patrióticas» del entonces general.

La relación se fortificó mucho en términos materiales cuando, ya en tiempos democráticos, Bussi padre nombró a José como presidente de la Comisión de Economía y Presupuesto, la más importante de la Legislatura. Pese a que el bussismo era minoritario en la Cámara, jamás hubo ni un sí ni un no entre Bussi y el «radical» Alperovich, que visitaba semanalmente al gobernador, incluso cuando estaba siendo juzgado por su cuenta oculta en Suiza.

Los intercambios de favores tuvieron otro episodio destacable en 2007, cuando Alperovich le dio una mano decisiva en la Junta Electoral a Ricardo Bussi, para que entrara como último legislador por la Sección Oeste, en 2007, pese a que el escrutinio inicial lo había dejado afuera.

Para justificar su apoyo a la Ley de Medios kirchnerista contra Clarín, Ricardito manifestó que desde hacía 20 años la familia Bussi era «objeto de una campaña de desprestigio por parte de los medios masivos de comunicación, especialmente de Buenos Aires», a los cuales acusó de calificar a su padre de «genocida» y «represor».

Más allá de las distancias ideológicas que pueden separar a Ricardo de José o los Kirchner -similares a las que pueden dividir a Antonio Bussi de Sergio Schoklender-, hay algo que los une y les permite saltear cualquier diferencia: el amor incondicional por el dinero.

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