Son muchas las figuras políticas que descuellan en nuestra historia por tantos juicios controvertidos sobre los hechos y opiniones que por largo tiempo seguirán llenando los periódicos, revistas, y todo el sinnúmero de medios portadores de comentarios, apreciaciones y evaluaciones sobre sus actuaciones.
Sin esforzar mucho la memoria, se me ocurre citar como ejemplos más notables a Rivadavia, Rosas, Sarmiento, Roca, Yrigoyen y Perón. Casi todos de fuertes y carismáticas personalidades, con éxitos y fracasos que han dejado por doquier una estela de furibundas o elogiosas exégesis.
Para el caso de la enrevesada situación actual de Argentina, cuyos problemas más serios, han tenido origen hace aproximadamente 70 años. La figura de Perón se destaca como una estrella de primera magnitud, porque los efectos benéficos o perjudiciales de su gestión aún perduran y, sin duda, perdurarán.
Aciertos
Hablemos de los principales. Ante una clase política adormilada y poco receptora de las mudanzas que se estaban gestando en el mundo, Perón vio más allá de sus narices y captó los grandes cambios sociales y tecnológicos que se avecinaban. Así, puso en marcha la fuerza del trabajo y la reorganización industrial y sindical. Gracias a eso Argentina dejó de ser un país de economía exclusivamente agro-ganadera para entrar en una etapa de industrialización y de un relativo autoabastecimiento.
La apertura de créditos hipotecarios para la vivienda de fácil acceso para todos los niveles sociales y los planes oficiales para la construcción de grandes barrios para las clases de menor poder adquisitivo, originó una explosivo incremento de los negocios inmobiliarios y de la construcción, actividad que, aparte de demandar mucha mano de obra, requería el aporte de una infinidad de actividades derivadas o concurrentes.
Modernizó a las FF.AA. y convirtió al arma aérea en una fuerza independiente del Ejército, mientras simultáneamente dio un fuerte impulso a las industrias automotriz y aeronáutica. Fue así como en 1950 teníamos al segmento militar más fuerte de Latinoamérica, y así la Argentina fue la primera en fabricar aviones a reacción con una tecnología aeronáutica de punta. Tampoco se pueden ignorar las primeras fábricas de automotores, tractores y motocicletas que inician sus actividades productivas durante su gestión.
Incluso tenía proyectado la creación y producción de energía atómica por el método más económico de la fusión nuclear y pone al frente del “Proyecto Huemul” al científico alemán Ronald Richter. Este hito histórico significó un punto de partida para sentar las bases del desarrollo atómico de nuestro país.
Diplomáticamente, su primera inquietud fue incrementar la relación con las naciones limítrofes, en especial con Paraguay y Chile, así como la presencia de Argentina en los eventos mundiales.
En política, su mejor medida fue la de establecer el voto femenino y la amplitud de la jubilación y aportes previsionales para todos los sectores laborales y profesionales.
Errores
Las ambiciosas teorías de Richter terminaron en un gran fracaso y en enorme erogación del Estado en las instalaciones y equipos que requería el proyecto del científico alemán. La buena fe del líder peronista y tal vez su excesivo entusiasmo con el tema, más un mal asesoramiento derivaron en el primer fracaso de su gestión.
En el orden gremial, si bien puso en vigencia derechos indiscutibles del trabajador, pecó por exceso en la legislación sindical otorgando franquicias y beneficios desmedidos que convirtieron al sector laboral organizado, en otra fuerza política, todo lo cual, sumado a una CGT única, de organización vertical y una afiliación forzosa y sin opciones, llevaron a comienzos de 1953 a una merma de la actividad industrial, incremento de costos y los primeros síntomas de una inflación que, salvo unos cortos lapsos, ha continuado hasta hoy.
Los casos de YPF, Gas del Estado y Ferrocarriles del Estado, son típicos de empresas crónicamente deficitarias por excesivo peso y poder de las estructuras sindicales.
En el terreno socio-político se equivocó cuando trató de retener y prolongar el poder con métodos muy cuestionables como fue la gran operación de flujo demográfico hacia el Gran Buenos Aires con gente del interior a efectos de cambiar el mapa electoral bonaerense y capitalino, generando así esa monstruosidad que hoy se llama “conurbano”, un hormiguero humano que tiende a desquiciarse cada vez más por concentración exacerbada de individuos que lo habitan.
No hay duda que fue una astuta jugada, cambiando el panorama y el color radical y socialista de la Provincia de Buenos Aires y Capital Federal. De paso esa gran concentración humana le fue muy útil en su juego no sólo electoralista sino también demagógico y propagandístico.
Lo que quizás no pudo calcular fueron las graves consecuencias y trastornos que este brusco incremento de población urbana y suburbana trajo para todos los servicios como transporte, vivienda, luz, gas, asistencia médica y social, sin olvidar el aumento de delincuencia y marginalidad. Estas secuelas perduran hasta hoy agravadas y sin indicios de que tengan solución.
Cuando por las causas ya explicadas (abusos gremiales) agregadas a una administración burocrática y venal de YPF, comienza la baja producción y el desabastecimiento de hidrocarburos. Esta situación desemboca en el contrato de concesiones de explotación otorgadas a la “Standard Oil Company” (California Argentina), con cláusulas totalmente leoninas, algunas de las cuales afectaban la soberanía nacional. Trascendidas las condiciones de este contrato a la opinión pública, el descontento aceleró la actividad conspirativa en 1955 que terminaría con su gobierno.
Desde Madrid en 1957, Perón apoya la candidatura de Arturo Frondizi y negocia su aporte electoral a cambio del levantamiento de la proscripción del peronismo, una vez elegido presidente. Tácticamente su idea fue buena pero se equivocó con la persona poco confiable de Frondizi, de sinuosa orientación filo-marxista.
Tardíamente se anoticia de la personalidad dual y pragmática de Frondizi cuando éste interviene la CGT, impone el estado de sitio, aplicando el Plan Conintes, e interviene la Provincia de Buenos Aires luego del triunfo electoral del dirigente sindical justicialista Andrés Framini para el cargo de Gobernador.
Después de su retorno del exilio en 1974
Los casi 18 años vividos como exilado en varios países extranjeros como Paraguay, Panamá, Venezuela y España, lo contactan y relacionan a Perón con el gran mundo de la política y economía mundial retornando luego de un largo proceso de maduración y replanteo de muchas de sus tesis políticas e ideológicas.
Este hombre -líder indiscutible de la política argentina- que vuelve del exilio, está más añoso pero también más moderado, realista y contemporizador. Pero el tiempo que no perdona a nadie y su endeble salud le impidieron aplicar los frutos de la maduración, reflexión y metanoia que lo llevaron a una concepción más liberal de la política.
Errores
Desde Madrid alentó por medio de sus contactos y agentes aquí en la Argentina a la formación de grupos insurgentes armados para la recuperación del poder político. Estos luego actuaron más tarde como los Montoneros o Ejército Revolucionario del Pueblo, según fuere el tinte peronista o izquierdista.
Al regresar al país (20 de Junio de 1973) tiene lugar la sangrienta confrontación en Ezeiza de grupos armados de izquierda y derecha, donde hasta peligró su vida, se da cuenta de su error y rompe con las organizaciones que el mismo alentó y fomentó desde España. Al respecto recomendamos el libro de Juan Bautista Yofre titulado “El Escarmiento”. (Editorial Sudamericana), una obra de excelencia y objetividad histórica, de plausible escritura y honestidad intelectual.
Dos últimos aciertos
Como dijimos, el viejo líder que vuelve del ostracismo, lo hace con una nueva y mejor cosmovisión y conocimiento de las fuerzas y factores que se mueven en el tablero del poder internacional. Ya tenía en claro las evidentes tendencias hacia el logro de un Único Poder o Fuerza Mundial.
Conociendo también que la etapa previa sería la formación de bloques regionales o sub continentales para poder tratar de igual a igual con los países imperialistas. Por lo mismo trató de alentar a las fuerzas políticas nacionales y latinoamericanas, acuñando estas sentencias: “El año 2000 nos encontrará unidos o dominados” o “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.
Siguiendo esta línea de acción de la política exterior, recibe del Foreing Office un guiño o señal para comenzar seriamente a conversar sobre el litigio de Malvinas, mediante un “new paper” entregado por un importante diplomático británico al Ministro de Relaciones Exteriores Alfredo Vignes. Perón entusiasmado lo autoriza a seguir con la invitación del Reino Unido. Su fallecimiento, terminó bruscamente con esa prometedora perspectiva. Unos años más de vida, posiblemente hubieran evitado más tarde la inútil confrontación armada de 1982.
Postrer error
Lejos de cualquier cinismo, podría afirmarse que su última equivocación fue morirse en forma extemporánea porque dejó trunca una buena orientación en la política exterior y a su esposa como Presidenta inepta y asesorada por un oscuro y anodino personaje como López Rega (llamado “El Brujo” por sus delirantes prácticas idolátricas y esotéricas) que de hecho asumió las funciones de primer ministro lo cual aumentó el descontento de la mayoría de la opinión pública cuando organizó grupos irregulares para eliminar a enemigos políticos por métodos violentos.
La actividad mafiosa de la llamada “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina), sumada a la abrupta devaluación seguida de inflación, aceleraron el caos y la obligada participación de las FF.AA. dispuesta por el Poder Ejecutivo para extirpar la ominosa sangría desatada por la guerrilla y finalmente el golpe militar de 1976.
Al producirse este terremoto social -casi al borde de una guerra civil- lamentablemente el máximo líder y fundador del Movimiento Nacional Justicialista ya no estaba para salvar a la nación en peligro y se llevó al más allá la culpa de su última equivocación, al no prever en su fórmula un Vicepresidente apto y calificado para proseguir con su gestión en la cual estaba empeñado en derrotar y aniquilar la horda marxista de criminales y guerrilleros que pretendían cambiar la Constitución y el estilo de vida de los argentinos. Lo desafiaron y los anatematizó para siempre poco antes de morir. El patriotismo del General Perón es algo que ellos nunca entendieron ni jamás pusieron en práctica, ya que su extraña ideología respondía a centros foráneos de poder mundialista.
Guillermo Illuminati