Somos el país de la cocaína. Por eso resulta tan obvio que la llamada paz la estemos negociando con los promotores y beneficiarios a grande escala de ese tráfico maldito, los bandidos de las FARC
Por Fernando Londoño Hoyos
Nadie ha puesto en duda que somos el mayor productor y proveedor de cocaína en el mundo. Lo que no está dicho es que ganamos ese campeonato sin un segundo a la vista. Somos igual a cocaína. Es lo que en el concierto universal nos distingue y califica.
Nadie discute que de 42.000 hectáreas sembradas con la hoja, que dejó sin resolver el Presidente Uribe, hoy llegamos a más de las 180.000 de Santos. Lo que no está dicho es que pasamos de vuelo esa cifra y andamos por las 250.000 hectáreas de lo que llamaría nuestro poeta el “tósigo maldito”.