Por

Malú Kikuchi 

La culpa no es del chancho

Mafia es una palabra intrigante, con orígenes varios e interpretaciones disímiles. Dicen, sin certeza, que viene del árabe, de ahí al español, pero se la considera básicamente siciliana. Es lógico quedarse con la definición que le da la gente, la del uso cotidiano y entendible para todos

En sus orígenes fue una organización clandestina que intentaba conseguir el monopolio de sus actividades delictivas en una zona. En Sicilia dicen que es la sigla de: “M”, *Mazzini; “A” Autorizza; “F”, Furti; “I”, Incendi; “A”, Avvelenamenti.Mazzini Autoriza Robos, Incendios, Asesinatos.

Y de Sicilia llega a la Argentina. Hoy en el país conviven mafias grandes y chicas, de varios tipos, pero todas ellas intentan ser cada vez más fuertes o influyentes. Son prácticamente autónomas, no responden a ningún gobierno ni partido, sólo se rigen por su ambición económica y de poder.

En la Argentina operan las mafias china, calabresa, colombiana, mexicana, paraguaya y peruana. Todas ellas con sicarios. “Trabajan” acá. Además, están las mafias propias, las nacionales “made in Argentina”, muy poderosas.

Las más fuertes de las mafias locales son las sindicales. Los sindicatos organizados nacieron en la Argentina en la década del 30, respondían al partido socialista y al comunista trotskista. A partir de 1945, todos los sindicatos pasaron a ser peronistas, por convicción o por imposición.

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Origen: Periódico Tribuna de Periodistas