Los carteles de la droga añadieron a su portfolio el lucrativo tráfico de personas por la frontera sur. Ofrecen paquetes para todas las billeteras, aunque la llegada nunca está garantizada.

Al costado de una carretera en el condado de Crane, Texas, las autoridades encontraron el cadáver de una joven guatemalteca. Era 2021, primer año de mandato de Biden. La inmigrante había salido desde su Guatemala natal, cruzado México y franqueado por más de 100 kilómetros la frontera estadounidense. Todo por unos $10.000.

Seis ciudadanos guatemaltecos fueron condenados por el crimen. Los últimos, Gael Galicia y Tercero-González, fueron capturados cerca de un tráiler donde escondían más inmigrantes ilegales. Según documentos judiciales, cada uno habría pagado entre $10.000 y $12.000 dólares.

Andres, Siete, Canche y Bud Light, como se apodan los secuaces de Galicia y González -alias Artemio y Luis-, ingresaron y salieron temprano de un negocio entonces creciente, hoy bullente.

Tanto, que todos los grandes carteles quieren un pedazo del pastel. Así lo asegura, hablando específicamente de México, Ian Hanna, co-director de un grupo de trabajo encargado del caso anterior.

La Joint Task Force Alpha (JTFA), que Hanna dirige junto a Jim Hepburn, fue fundada hace tres años para perseguir a los carteles que trafican personas desde El Salvador, Guatemala, Honduras y México hasta calles y campos estadounidenses. Su consigna: «Ir tras los objetivos más atroces». Tráfico de menores, asesinatos en la frontera, semirremolques llenos de inmigrantes abandonados…

«Creo que estamos asistiendo a un cambio en el cual los carteles han entendido lo rentable que puede ser transportar seres humanos, igual que siempre han transportado drogas», explica Hepburn. Antes, dice, un cartel podía conformarse con cobrar un impuesto o alquilar un departamento (o piso) a quienes pasaban por su territorio. Ahora esto no es suficiente: «Han decidido no sólo cobrar un piso, sino estar más encima del contrabando«.

Un negocio millonario

Los carteles más importantes tienen un portfolio variado. Además de carteles de la droga, son carteles de los secuestros, de la prostitución, del sicariato, del aguacate -el oro verde-, de la tortilla

Del tráfico de personas, que incluso le ha ido ganando terreno a la droga: «En los últimos dos años, según se informa, los cárteles han obtenido más ingresos del contrabando y la trata de personas que del de drogas«, aseguró frente al Congreso Jessica M. Vaughan, directora de Estudios Políticos del Center for Immigration Studies.

Y en esta mezcla de contrabando y trata, la primera es el premio gordo. Mientras que ambas involucran cruces ilegales por la frontera, el contrabando es un servicio de transporte contratado por el inmigrante. La trata, en cambio, tiene por objetivo cometer otro crimen en el lugar de destino, como la esclavitud sexual. «La gran mayoría del dinero», explican desde la JTFA, está en el contrabando.

Mensualmente, los carteles obtendrían más de mil millones de dólares en estas actividades ilícitas, según datos de la CBP compartidos por el congresista LLoyd Smucker. Su par Mark E. Green, presidente del Comité de Seguridad Interior, aseguró que los cárteles embolsaron 13 mil millones de dólares de tráfico de personas sólo en 2021 y que, de entonces a ahora, «los cárteles han ganado una cantidad récord de dinero».

La revista The Economist ubicó la cifra en 5 mil millones al año «por ayudar a los inmigrantes a cruzar las fronteras, a menudo robándoles en el camino».

En enero de este año la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes informó que la Patrulla Fronteriza calculaba que sólo en el sector de Del Río, Texas, los carteles ganaban 32 millones de dólares a la semana por el cruce ilegal de inmigrantes.

 

«Todo esto es obviamente muy difícil de medir», advierte Vaughan. Sin embargo, basándose en los estimativos anteriores y «considerando que los cruces ilegales en 2023 superaron a los del año anterior», la directora de Estudios Políticos del Center for Immigration Studies calcula para Voz Media que desde que Biden ingresó a la Casa Blanca, los carteles habrían generado entre 65.000 y 68.000 millones de dólares por el tráfico de personas.

Dueños de la frontera

El pasado julio, Vaughan sostuvo frente al Comité de Seguridad Interior que las políticas migratorias de Biden resultaron «escandalosamente lucrativas» para los traficantes porque la facilidad para entrar al país  generó «una oferta casi interminable de clientes dispuestos a arriesgarse a contratar a las organizaciones delictivas para pasar la frontera».

Aún más, añade en conversación con Voz Media:

La principal forma en que las políticas de Biden han ayudado a los cárteles es permitiendo que la mayoría de las personas que cruzan la frontera ilegalmente permanezcan en Estados Unidos indefinidamente

Sin esta casi garantía de poder quedarse, la gente no estaría dispuesta a pagar a los contrabandistas y cárteles para cruzar la frontera. 

Los contrabandistas y los cárteles pueden cobrar casi lo que quieran porque los clientes están casi seguros de obtener lo que pagan, lo cual no tiene precio.

«Nadie cruza sin pagar a los carteles«, aseguró Joel Martínez, agente jefe de la Patrulla en el sector de Laredo, Texas, en una audiencia que compartió con otros siete agentes fronterizos ante dos comisiones de la Cámara. Cuando empezó en 1995, recuerda, «la gente podía simplemente ir a la frontera y cruzarla por su cuenta».

Lo mismo afirmaron Gregory Bovino, jefe del sector Centro -es «poco habitual» el cruce de un inmigrante sin asistencia de las organizaciones-, y John Modlin, de Tucson -«absolutamente todos» contratan coyotes-.

Los carteles protegen su negocio con celo, castigando a quien se aventura a cruzar sin pagarles. Los jefes de los distintos sectores describieron casos de asaltos, palizas y ejecuciones.

«El otro día, dos personas llegaron a nuestras costas», ejemplificó Martinez. Ninguna llevaba identificación. «A uno le habían volado la cabeza, al otro le habían disparado entre los ojos». Eran, cree el agente, inmigrantes que intentaron cruzar sin permiso.

Martinez explica que en Laredo hay capos que señorean sectores del río y que si se baja sin su permiso, «pueden golpearte o pegarte con un remo, y se sabe que disparan a la gente». «Gobiernan a través de la intimidación, por lo que son prácticas muy comunes».

Ofertas para todas las billeteras

El costo promedio de cruzar la frontera es de 8.000 dólares por persona, según la CBP. Varía, sin embargo, según la distancia desde donde se contrate el servicio: no es lo mismo México que Guatemala, ni partir, incluso, desde otro continente.

Aumenta también si el cliente quiere evitar a la patrulla, disminuye si su objetivo final es entregarse. El cruce acuático es más caro. Si, en cambio, se opta por sumarse a grupos de 200 o 300 personas el costo puede bajar. Lo mismo si se hace de mula -persona que transporta drogas- o si se presta a un hijo menor de edad para que lo use en su cruce otro inmigrante.

En caso de que incluso así no se pueda costear el viaje, los carteles ofrecen otro paquetela servidumbre por deudas. Pagada una cuota inicial reducida, cruzada la frontera, los inmigrantes terminan de pagar el costo del viaje en suelo estadounidense, a veces con su sueldo o el pago de un alquiler.

Los carteles también estarían lucrando con las citas en la CBP One, la aplicación introducida por la Administración Biden para que los inmigrantes presenten su caso ante la Patrulla Fronteriza. Así lo revelaron documentos internos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), publicados en agosto, aunque portavoces de la agencia negaron las acusaciones.

Tanto expertos, agentes de la patrulla y cadáveres encontrados en las zonas fronterizas confirman que sin importar qué precio se pague, el ingreso a los Estados Unidos no está garantizado.

Como describe el agente fronterizo Jason Owens, del sector Del Río, los migrantes son tratados como «ganado». Tanto que a veces las organizaciones delictivas se los venden entre ellas. A veces los abandonan en el desierto si caminan lento y otras los dejan sofocarse dentro de tráileres.

¿Afectarán las nuevas políticas de Biden?

A principios de mes, el presidente firmó una orden ejecutiva para frenar la crisis migratoria. Una de las medidas, la más conocida, permite al mandatario cancelar las solicitudes de asilo si los encuentros diarios en los puntos de entrada superan los 2.500. Una marca superada con facilidad.

Otra ofrece recompensas por información para capturar a los traficantes de personas y revoca los visados de quienes lucren con este negocio ilegal.

Aunque espera una leve caída, Vaughan, del Center For Immigration Studies, asegura que esto sólo se producirá mientras los carteles evalúan cómo aprovechar el nuevo sistema.

«Hay una oferta mundial casi interminable de personas que seguirán teniendo un gran incentivo para venir, incluso bajo las nuevas políticas», sostuvo. Sobre todo familias y adultos de países no centroamericanos, y menores de edad no acompañados.

Lo mismo aseguró el vicepresidente del Consejo Nacional de Fronteras, Art Del Cueto, crítico habitual de la política fronteriza de la Administración. Tras lo cual añadió, en el programa Just the News, No Noise:

Lo que la gente tiene que entender… es que todos los que cruzan la frontera tienen que negociar con los cárteles de la droga y los traficantes de personas. Así que cuando vemos a estos niños de 11 años cruzar, no es como si hubieran decidido llegar a la frontera y cruzar por su cuenta. Alguien, en algún momento, llegó a algún tipo de acuerdo con los cárteles de la droga, con los traficantes de personas…

Los directores de la Joint Task Force Alpha no están de acuerdo, de hecho creen que mermará el número de niños solos. A pesar de negarse a opinar sobre la efectividad de la nueva política, coinciden en que los carteles no cederán terreno sin dar pelea: han establecido una infraestructura y buscarán defenderla. «Están aquí ahora mismo», insisten. «Y seguirán aquí semanas y meses después».

Origen:  Voz Media