El Frente de Todos empieza a mostrar sus grietas y el peronismo tradicional comienza a alejarse del kirchnerismo a un mes de gobierno.
Para muchos analistas políticos, el Frente de Todos es una coalición peronista «atada con alambres». Si bien pudieron todos juntos canalizar el descontento por el desempeño económico del macrismo, las distintas facciones peronistas que conforman el actual oficialismo forman un espacio que podría ser descrito, como mínimo, de heterogéneo.
Si bien festejaron colectivamente el resultado de la elección del 27 de octubre, hasta hace muy poquito Sergio Massa decía que no volvería nunca más al kirchnerismo, ya que era una «etapa terminada». La expresidente, según confirmó una escucha judical, consideraba que el dirigente de Tigre se trataba, literalmente, de «un hijo de puta», al que había que «embocar». Por su parte, Alberto Fernández, que se fue del kirchnerismo con durísimas críticas, llegó a manifestar que no reconocía absolutamente nada del segundo mandato de Cristina, al que le cuestionó, entre otras cosas, un desempeño paupérrimo en lo económico y una autoritaria intervención en la justicia.
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Origen: panampost
Dios los cría y ellos se juntan, más ahora con la benevolencia del Papa Francisco y su espíritu peronista. Solo de verles las caras, que son reflejos de sus almas, cualquier argentino que sea honesto, se da cuenta quienes son. No hay solución ni antídoto para esta peste social.
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