Hitler pretendía desarrollar su particular forma de tumbar el capitalismo de libre mercado y someterlo a un intervencionismo creciente.

Rainer Zitelmann

Hay innumerables teorías sobre por qué tantos alemanes se unieron al partido de Hitler, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), pero este un tema al que se han dedicado relativamente pocas investigaciones empíricas, al contrario que con otros aspectos más analizados, como el terror asociado a su horrible régimen.

Sin embargo, Jürgen W. Falter, ampliamente considerado como el principal investigador mundial sobre la naturaleza de los votantes y simpatizantes del NSDAP ha publicado recientemente un nuevo libro en el que evalúa nuevas fuentes históricas y trata de retomar esta cuestión, a la que ya había dedicado dos libros y más de 1.000 páginas.

En total, el autor ha revisado 10.000 páginas de documentación, algunas de la época del Tercer Reich y otras del periodo inmediatamente posterior. Estas fuentes arrojan luz sobre lo que motivó a tantas personas a alinearse con Hitler y su movimiento. Falter y su equipo han analizado sistemáticamente estos documentos utilizando los más modernos métodos de análisis computerizado.

Los hallazgos de Falter se incluyen en su nuevo libro «Wie ich den Weg zum Führer fand» («Por qué seguí al Führer«) y seguramente sorprenderán a algunos lectores. Partimos de la base de que Hitler era un rabioso antisemita, un factor que jugó algún tipo de papel en la incorporación del 40% de sus socios. Hasta aquí, todo encaja más o menos con lo que se ha venido aceptando hasta ahora.

Además del antisemitismo, el anticapitalismo

Sin embargo, lo novedoso del estudio de Falter es que, si bien el antisemitismo es la base de reclutamiento del NSDAP y explica su captación de adeptos en la década de 1920, este mensaje va pasando a un segundo plano en la fase previa a su ascenso al poder (1929-1932), cuando Hitler opta por dejar en segundo plano su odio a los judíos por miedo a que este mensaje ahuyentase a las grandes masas. Obviamente, sus planes de exterminio seguían ahí, pero el tacticismo electoral recomendaba guardar silencio al respecto.

Pero entonces, ¿qué atrajo a esos 10 millones de alemanes que se unieron al NSDAP, la mayoría de ellos en el momento de auge del partido o en los primeros compases del Tercer Reich? Según demuestra Falter, la clave radicaba en la mezcla de nacionalismo y socialismo que había trenzado el Führer. El propio nombre de su partido recoge tal pretensión de conjugar ambas doctrinas, aunque los investigadores han tendido a dejar en segundo plano estas cuestiones ideológicas, sobre todo las referidas a las convicciones económicas de Hitler y sus adeptos.

Lo que atrajo a mucha gente fue la idea de la «volksgemeinschaft» («comunidad nacional») con la que Hitler pretendía desarrollar su particular forma de tumbar el capitalismo de libre mercado y someterlo a un intervencionismo creciente. «La mentalidad de muchos de los integrantes y simpatizantes de su partido bebía, a menudo, de un planteamiento socialista», explica Falter. Hannah Weber ha escrito mucho al respecto y ha recalcado que esta actitud hostil hacia el mercado facilitó y retroalimentó el odio a los judíos, a quienes Hitler pretendía identificar con el odiado capitalismo.

Es interesante comprobar también que muchos de los miembros de su partido procedían «de familias socialdemócratas o de orientación marxista», como confirma el análisis de Falter. La experiencia de la Primera Guerra Mundial también moldeó a muchos nacional-socialistas. «Con fines propagandísticos», explica Falter, «Hitler y el NSDAP, con su promesa de una Volksgemeinschaft que superaría los antagonismos de clase, en combinación con el vínculo entre nacionalismo y socialismo implícito en el nombre de su partido, explotaron con éxito el anhelo de muchos alemanes por conseguir más armonía y unidad nacional, algo que había surgido de la decepcionante experiencia popular bajo el socialismo de trinchera«.

Entre ex miembros del partido que se arrepintieron de su pertenencia a las filas del NSDAP, el socialismo resulta ser, de hecho, «la ideología mencionada con más frecuencia» a la hora de explicar su decisión de afiliación. Una vez más, encontramos que el hitlerismo había incorporado a muchas más bases de izquierda de lo que se tiende a reconocer, algo coherente con un partido que, en el plano económico, tenía mensajes muy agresivos contra el capitalismo.

En cualquier caso, Falter muestra que nunca hubo un motivo único y primordial que explicara por qué la gente se unía al NSDAP. Hubo una multitud de razones y caminos muy diferentes hacia el partido de Hitler. El gran mérito del estudio de Falter es que estos motivos y caminos no aparecen recogidos en el libro como mera especulación, sino que beben del análisis de miles de testimonios y documentos de la época, analizados de forma avanzada por ordenador. Así, el análisis exhaustivo de Falter de estas fuentes originales asegura que su estudio evita el riesgo de proporcionar explicaciones monocausales demasiado simplistas y nos ayuda a entender mejor las fórmulas que propiciaron la radicalización y el acercamiento hacia una formación política que posteriormente causaría tanto daño.

Rainer Zitelmann es uno de los liberales más influyentes de Alemania. Ha escrito en profundidad sobre los elementos socialistas del nazismo. El próximo 8 de febrero imparte una conferencia en Madrid para presentar su nuevo libro «Los ricos en la opinión pública», en la que evalúa qué opina de los ricos y los empresarios la población de España, Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos o Suecia (para asistir a la charla hagan click aquí).

Origen: libremercado.com