Pues como les digo, literalmente hablando, Cuba es un país sepultado por las ruinas de la ineficiencia, la chapucería, el abandono, el desinterés y las justificaciones mientras su pueblo es aplastado día tras día por la miseria, la insalubridad, las enfermedades, las ambiciones de poder, el egoísmo y la mal sanidad de una ideología tan nefasta como el comunismo de compota impuesto a los cubanos por la dictadura de los hermanos Castro.
Por cierto, hablando como los locos, a mi eso de los hermanos Castro me suena a conjunto musical de la década de los 50s del siglo pasado, pasa que este par de sinvergüenzas ni ritmo, ni melodía, ni armonía y ni unas simples maraquitas, lo de esta pandilla de usureros de la moral ha sido mucha tribuna “antiimperialista”, muchos micrófonos y un cable tan largo que nos hemos tenido que comer los cubanos que llevamos más de 58 años tratando de digerirlo y de evacuarlo, sobre todo de evacuarlo.
A los comunistas hay que hacerlos rabiar, hay que darles de su propia medicina para que se revuelquen en su asquerosa bilis ideológica, hay que mostrarles diariamente las imágenes de la destrucción que han provocado para que entiendan que el estercolero en que han convertido a la nación cubana es únicamente responsabilidad de la improductividad de un sistema que avanza un paso, retrocede cien y no de “agentes” externos que quieren destruir: ¿A quién?
¿Alguien puede mencionar una sola obra construida por esa revolución de chambones mentales que merezca ser rescatada para la posteridad?
Sin relajos, hablemos en serio.
Cuba es un país que se derrumba física y espiritualmente por antigüedad y por la negligencia de una “administración” que tiene muy poco de organización y sí mucho de totalitarismo recalcitrante y goloso.
La revolución castrista, a los efectos de la práctica de la vida, es como esa señora que un día de paseo con su sombrero rompió una farola, y la muy desconsiderada siguió destrozándolo todo y acabó con los bancos de los parques, las flores, los árboles, el agua fría pa’ tomar, la iniciativa privada, las aceras, los edificios, los comercios, las calles, el papel higiénico, la alegría, la sazón del arroz con pollo, el manantial de la cordura, las matinée de los cines de barrios, el azúcar blanca, una buena taza de café, el ojo de la aguja, la natilla, la buena educación, la alegría y la risa de los cubanos, esa que salía del alma y que usted podía escucharla a tres leguas de distancia.
Hoy Cuba es un derrumbe colosal, insisto, los escombros se acumulan como trofeos a la negligencia y al desinterés de un régimen que no quiere admitir su ineptitud, su desidia, su desobediencia al sentido común y su incapacidad para devolverle la belleza a un país que, en sus buenos tiempos, fue uno de los más hermosos del mundo.
La ideología comunista no puede construir nada porque es una filosofía autodestructiva en su esencia. Erradica los motores que impulsan el desarrollo económico de una sociedad e implanta un absurdo de propiedad social sobre los medios de producción que sólo conducen al atraso, la involución, el empobrecimiento de la sociedad, las cafeteras sin asas y las ollas de presión sin juntas.
Son tristes las imágenes, las miles de miles de imágenes que circulan en las redes sociales mostrando la destrucción que hoy viven Cuba y los cubanos, el dolor y la vergüenza que provocan mientras estos marsupiales del oportunismo se desgañitan mostrando los hoteles para el turismo internacional, algunos hospitales remozados para las fotos domingueras y dos o tres edificios con coloretes y maquillajes de bajo presupuesto pa’ tapar las “ronchas”.
Cuba ha perdido su valor arquitectónico, otrora de los más significativos del mundo, para dar paso al perenne susto del desmorone.
El cubano, el cubano simple que no es funcionario de la dictadura ni esta apadrinado por los patriarcas del régimen, ni está vinculado por consanguinidad o por huele trasero a los Castro, ve cómo día tras día se desconcha el techo de su vivienda mientras sólo puede rezar, suplicar y maldecir para que no se venga abajo, un día de estos, y los aplasten a él y a sus hijos.
Hoy Cuba se derrumba y la dictadura “cantando”…
Ricardo Santiago.

Origen: Cuba: Un país viviendo bajo los escombros del comunismo. ⋆ Por Eso Me Fui De Cuba