Historia del ex frigorífico CAP Cuatreros (Parte I) | Recuerdo  Generacional. Preservar. Estudiar. Divulgar

El cierre de 2004 coincide con la creación de una nueva empresa estatal, la energética Enarsa, así como la consolidación de otra firma estatal, la aerolínea Lafsa. Pero a la vez, el Gobierno acaba de dar un paso en sentido opuesto al disponer la liquidación definitiva de ese emporio del negocio frigorífico que fue la Corporación Argentina de Productores de Carnes, que durante décadas fue más conocida por su sigla CAP.

El Ministerio de Economía, encargado de la administración de los bienes residuales de la CAP —en disolución desde 1994— dispuso su liquidación en 90 días. El 26 de febrero se pondrá punto final a un accidentado periplo empresarial de 70 años, ya que la CAP fue creada en 1935 como empresa testigo y defensa de los precios de los ganaderos, sometidos por entonces a maniobras monopólicas de los frigoríficos ingleses y norteamericanos que dominaban el mercado.

Se constituyó con un aporte obligatorio formado por un impuesto a la venta de hacienda con destino a faena, lo que dio derechos de accionistas a entre 350.000 y 400.000 productores. No era una empresa estatal, sino de los productores.

Fue intervenida de 1943 a 1958, en que fue devuelta a los productores. Pero CAP se constituyó en el actor más importante del mercado en la década del 60, manejada como una cooperativa aunque sin serlo. Manejaba frigoríficos importantísimos como Rosario, La Negra, Vilelas, Puerto Deseado, Villa Mercedes, Yuquerí, Lisandro de la Torre, Río Grande y Cuatreros en Bahía Blanca. Además tenía una enorme sede en Londres, conocida como CAP House, e imponentes oficinas en Reconquista y Corrientes.

Pero se fueron acumulando los quebrantos y CAP fue disuelta en 1979. Una ley del Congreso, en 1985, intentó recrearla, pero el peso de las deudas acumuladas lo impidió. Del emporio de 10.000 obreros sólo quedaba el frigorífico Cuatreros, que finalmente también bajó las persianas. En 1993 se planteó su liquidación final, incluida su cuota Hilton de 407 toneladas.

Tras 70 años, se cierra la historia de frigoríficos CAP-clarin.com

El frigorífico CAP La Negra de Avellaneda

El frigorífico CAP La Negra de Avellaneda - Pueblo Kilmes

La Matanza de vacas: algunos recuerdos de adolescencia.

Allí, en ese lugar marcado por un círculo rojo, donde termina la rampa que se inserta en el tercer piso del gran edificio del Frigorífico Cía. Sansinena SA –más conocido por su marca comercial La Negra, de la localidad de Avellaneda-, comencé a trabajar en el año 1975 a los 19 años de edad. Desde sus orígenes en el año 1885 como fábrica de grasas, de capitales franceses, la Cía. Sansinena de Carnes – Frigorífico La Negra, ya en 1934 se había convertido en la famosa Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP-La Negra) hasta que le llegó su liquidación en 1976 y posterior demolición una década después. Esa parte del edificio de la rampa y el tercer piso que se observa en esta vieja foto del año 1932, permaneció inalterable. Y en el inmenso predio que quedó, cuando sus galpones, talleres, oficinas y máquinas fueron destruidos o desmontados se construyó ahora un supermercado. Por ello también esta nota se trata de una adversa parábola que va de la producción de los duros frutos de la tierra a los etéreos y llamativos frutos del intercambio comercial; de los ruidos de las cadenas industriales con las carnes argentinas, aunque expoliadas, a las góndolas vistosas sin valor agregado, que se llenaron de latas, frascos y cartones importados. Eso es lo que sufrimos desde 1976.

Aquel momento del fin de mi adolescencia -meses previos al intento de copamiento del Arsenal Viejobueno en Monte Chingolo, y del golpe que consolidaría una dictadura cívico-militar sangrienta en el país-, era mi primer día de trabajo en esta fábrica de un país de larga historia saladeril y ganadera que todavía mostraba cadenas de producción fordistas de principios de siglo XX. Se dice que La CAP de Avellaneda llegó a tener cinco mil obreros, y en aquel entonces tendría unos mil quinientos. La juventud no me permitía vislumbrar la importancia del lugar donde estaba parado, en esa rampa de cemento: la estremecedora última etapa de la vida de una vaca y al mismo tiempo el comienzo turbulento de un proceso económico de mercado dentro de la división internacional de trabajo que presionaba a la Argentina. Todo individuo, en el capitalismo, hace un trabajo concreto, visible, como el carpintero fabrica una mesa, y queda sumergido al unísono dentro de una maquinaria abstracta generadora de un valor que se vuela de sus manos, su mente y sus músculos, para reposar activamente en manos de otros, y ser consumido por otros, invisible y complejamente. Yo vivía por primera vez la acción de mi ser individual de manera abrumadora, y quedaba atrapado, fuera de mi voluntad, sin comprenderlo, en esa relación social económica del mundo del trabajo.

“For Export” de la Argentina

Es bastante sabido que a nuestro país se le había asignado desde mucho tiempo antes la producción de carnes y cereales dentro del contexto del mercado mundial. Por contraparte debía adaptarse a ser un consumidor pasivo de productos manufacturados del exterior. Se lo quiso diseñar para ser una Nación con escasa o nula industria propia, el granero y la góndola de oferta, cuando somos en cambio un territorio con gran diversidad de riquezas naturales para transformar y fabricar. Nos impusieron esta fórmula repetida de coloniaje y sometimiento interminable, un intercambio mundial asimétrico y dependiente en generación de divisas, deudas, tecnologías. Allí,  huérfano reciente y perito mercantil solanense recibido, de cara a la Avenida Pavón, y frente a los corrales donde el ganado solía tener un día y medio de descanso antes de ser subido lentamente por la rampa para que sus músculos no se endurecieran, me colocaron en aquel cubículo marcado en rojo para recibir a los animales con esa mirada típica que acarreaban, triste, inocente, zonza de animalidad de vaca pura, “for export” de la Argentina (parafraseando a Alfredo Zitarrosa en su Guitarra Negra).

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Origen El frigorífico CAP La Negra de Avellaneda – Pueblo Kilmes

La CAP, los Políticos y la intervención

Año 1973 – Sergio Villaroel entrevista a José Gelbard. ¿Sr. Ministro, un diputado nacional, el Sr. Stecco ha presentado hoy en la cámara un proyecto de intervención a la CAP, Corporacion Argentina de Productores de Carne y la creación de una comisión investigadora, en el proyecto se hacen cargos muy serios a la administración de la CAP, tiene conocimiento?. Respuesta a partir de minuto 4:50. Say No More.

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